Mamá, ¿qué hiciste de comer?

‘¡Sándwich de mantequilla de maní y mermelada otra vez!’, esta es una de las frases más escuchadas en los comedores escolares.

Su hijo no tiene que ser uno de los estudiantes que hacen la típica exclamación. Usted puede utilizar la imaginación para prepararle a diario almuerzos y meriendas nutritivas, que sean tan atractivas para el estómago como para la vista.

Laura Díaz, conocida internacionalmente como Chef LaLa, explica que para ello primero hay que conocer bien el gusto del niño y hacer que participe en la elaboración del menú. “Así estaremos seguras de que se comerá todo lo que lleva”.

La segunda pauta, dice la nutricionista graduada también en la prestigiosa Cordon Bleu, está en seleccionar inteligentemente los productos.

¿Qué valor nutritivo tienen? y ¿cuánta grasa y calorías tienen? son las dos preguntas que necesita hacer antes de incluirlos en el menú.

Luego hay que analizar el contenido global de los alimentos que se van a poner en la cajita del almuerzo para ver si se tiene el balance nutricional. Es decir, si le proporcionará al niño el calcio, la fibra, la proteína, los carbohidratos, los minerales y las vitaminas que necesita para su salud y crecimiento.

También hay que controlar las porciones. Según la experta, el niño puede comer papitas, galletas y otro tipo de bocadillos (no saludables) si tan sólo se incluye una porción mínima de ellos en el almuerzo para llevar.

“Obviamente, esta clase de bocadillos no debe ser la primera opción”, explica la experta. “Pero si el niño desea comerlos de vez en cuando, ¿por qué no?”.

Las zanahorias pequeñas, tronquitos de apio o pepino, una manzana o pera picada (en cuadritos o tiritas) deben ser los bocadillos preferidos, anota.

El tercer punto a tener en cuenta es cómo lucirán los alimentos seis horas después de su preparación y de permanecer en un recipiente, bolsa plástica o de papel.

“Tenemos que ponernos a pensar si el pan que usamos para una torta de carne jugosa va a lucir bien a la hora que el niño abra su almuerzo. Si el pan está completamente mojado, lo más probable es que al niño no le guste su apariencia y no se lo coma a pesar de su buen sabor”, dice LaLa.

¿Qué pasa con las frutas? La nutricionista dice que hay que pelarlas y cortarlas en cuadritos o tiritas si queremos que el niño las coma.

Los niños por naturaleza son personas competitivas; por tal motivo, hay que empacarles los alimentos en una lonchera acorde con su edad y gusto.

“Para un niño no resulta lo mismo llevar los alimentos a la escuela en una bolsa de plástico que en una lonchera formal”, indica LaLa.

En cuanto a los líquidos, la nutricionista dice que el agua y los jugos de diversos sabores (bajos en azúcar) son los más recomendados, ya que hidratan y quitan la sed.

“[El agua y los jugos] deben comprarse en tamaños pequeños para que quepan en la lonchera”, agrega. “Lo bueno de estos dos productos es que se pueden poner la noche anterior en el congelador y luego usarlos como una alternativa del hielo”, concluye LaLa.